Los pequeños detalles en nuestra mente
Jun 1st, 2025 | By Editor | Category: Charlas con el MaestroA continuación, el texto del Maestro que se leyó en la plaza:
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生命的真正價值
El verdadero valor de la vida
Cada persona que viene al mundo se parece a una semilla que lleva el viento: no sabe adónde va a quedar finalmente, dónde va a nacer. Uno no puede elegir ni la familia, ni el lugar. Eso depende de la afinidad y del karma de cada uno, los cuales definen que uno nazca en determinada familia, adquiriendo después las costumbres y formas de vida de la misma. Así uno va creciendo y aprendiendo. Luego sigue la escuela para educarse, y más tarde el trabajo y la vida en sociedad, para seguir aprendiendo. De esta manera, se forma el propio carácter de cada uno. Y cada persona, en esta vida, lucha para mantener su lugar en la sociedad. Por ejemplo, últimamente veo en las redes sociales que la gente hace videos sobre distintas disciplinas, mostrando su técnica. Pero, lamentablemente, muchas de ellas no son correctas. Lo que ocurre es que, como dije, muchos luchan denodadamente para lucirse, para destacarse y hacerse ver. Esto no ocurre solo en las redes sociales, sino en la vida en general.
Pero ¿cuál es el verdadero valor de la vida de cada uno? Eso depende de su educación, del contacto que tenga con el prójimo. Como ya he dicho en otras oportunidades, si uno encuentra a alguien sabio que lo guíe en su vida, seguramente todo irá bien. Sin embargo, muchos carecen de esa guía, y entonces tuercen fácilmente el rumbo de su camino por codicia, por querer sobresalir. Volviendo a la pregunta anterior: ¿cuál es el verdadero valor de la vida? La respuesta es: que cuando llegue el momento de la última respiración, el tiempo de partir de este mundo, uno esté tranquilo y tenga alegría. Así, podrá ir a donde realmente desea, al lugar donde deseó toda su vida. La gente, en general, vive muy equivocada: cree que lo valioso es tener mucho dinero, sobresalir, tener muchos derechos. Esto no es así: el verdadero valor de la vida es poder partir en paz. En ese momento, la tranquilidad inundará nuestra alma, y sentiremos la verdadera felicidad. Cumplir el deseo de llegar a la vida futura que siempre anhelamos, eso es lo que realmente vale, y no cumplir los deseos mundanos que podamos llegar a tener.
Para lograr esto, hay que mantener recto el camino que transitamos en esta vida. Una vez, en una charla que tuve con Horacio, él me preguntó cómo manejar la mente. Yo le contesté que había que manejarla como uno maneja un auto. Cuando uno maneja un auto, seguramente no va a querer chocar: va a evitar los obstáculos, para no lastimar a nadie y para no dañarse uno mismo. Así debe ocurrir en nuestra vida: debemos ser cuidadosos en todo acto que realicemos o palabra que digamos. Esta es la forma en que debemos manejar nuestra mente y, por ende, nuestra vida. Y aquí volvemos a los detalles pequeños de nuestra práctica. En realidad, ¿dónde están estos detalles pequeños? No solo en la forma o en los movimientos, sino más bien en nuestra mente, que debe estar siempre muy atenta, observando el proceso de todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Cualquier asunto, por pequeño que sea, debemos manejarlo bien, de forma correcta. Así, lograremos alcanzar el verdadero valor de nuestra vida.
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El Maestro animó a Darío a contar su experiencia.
-El otro día fuimos con Carolina a un centro comercial en el que había un salón de juegos electrónicos y de habilidades. Jugamos a pegarle a un puching ball como el que se usa para entrenar boxeo. La finalidad del juego era pegarle al puching ball y marcar un puntaje que llegaba hasta 900, según la potencia del golpe. Pensé en aplicar la técnica de nuestra práctica. Primero le pegué utilizando la fuerza del brazo solamente y la máquina marcó 600. Luego le pegué utilizando todo el cuerpo y con el giro de cadera y la máquina marcó más de 800. Carolina probó de la misma manera y obtuvo una mejora significativa con la técnica de nuestra práctica. Luego de nosotros vinieron unos jóvenes que comenzaron a jugar y uno de ellos tomaba carrera de tres a cuatro pasos para atrás y luego le pegaba al puching ball logrando un puntaje de 600. Lo intentó varias veces, pero nunca pasaba de los 700 puntos. Entonces decidí mostrarle cómo tenía que hacer para pegarle con todo el cuerpo y utilizando la cadera. El chico probó nuevamente y logró más de 800 puntos, quedando muy sorprendido y agradecido por la enseñanza. Esta experiencia, que pudo medirse, me demostró lo efectivas que son nuestras técnicas.
-En el año 91, cuando practicábamos en este mismo lugar -dijo el Maestro-. Hacíamos Tui Shou y la mayoría de los alumnos eran más altos y robustos que yo. Pero los dominaba y desequilibraba fácilmente. Por eso siempre les digo que nuestra técnica es muy efectiva y son muy importantes los detalles pequeños.
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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 17 de mayo de 2025. Prohibida su reproducción sin autorización del autor.
Desgrabación: Sergio Arakaki