Es fácil caer, pero más difícil subir

Ago 30th, 2025 | By | Category: Charlas con el Maestro

―Antes que nada, quiero agradecer a todos por sus buenos deseos en el día de mi cumpleaños ―dijo el Maestro―. Cuando nacemos, todos lloramos. Y si no lloramos naturalmente, el médico nos da unos golpecitos, así rompemos a llorar. Esto se hace para que entendamos que vinimos a este mundo, donde vamos a sufrir. Primero se llora, pero ese es solo el primer paso para, después, comprender que debemos aprender.

Yo les envié un pequeño texto, donde les decía que nuestro nacimiento recordaba un día que fue de mucho sufrimiento para nuestra madre. Por eso, siempre hay que estar muy agradecidos con nuestra madre.

Al principio, la educación viene de la mano de nuestra familia; esa es la razón por la cual los chicos, en un principio, imitan todo como lo hacen sus padres. Más adelante, al ir creciendo e ir al colegio, la sociedad va influyendo también, modificando algunas costumbres o formas de comportarse. De esa manera, uno puede comparar, quedándose con lo que es correcto, pero cambiando lo que era incorrecto. Debemos corregir nuestra vida, esforzándonos en aprender y mejorar. Es fácil caer, pero más difícil subir: se requiere esfuerzo. Hay que entender bien lo interno de cada uno: ¿quién soy?; ¿hago el bien o el mal? Así, vamos a poder mejorar realmente, corrigiendo lo que está mal. El alma es muy pura y debe ascender. Pero, si cae, es como un caramelo, que cae al piso y se llena de polvo y suciedad. Si se lo ve por fuera, ya no se reconoce como caramelo, solo se ve el polvo. Sin embargo, internamente, el caramelo está intacto. Nosotros debemos hacer lo mismo con nuestra alma: debemos quitar las capas de polvo que la cubre, para llegar a la esencia misma.

―Quisiera contarles algo ―dijo Angélica―, relacionado con los nacimientos. Cuando mi hija estaba embarazada, de seis meses, sufrió una infección muy grande. Los médicos querían esperar, por el bebé, pero como la infección aumentaba cada vez más, y la vida de mi hija estaba en peligro, decidieron hacer una cesárea para poder salvarla. El médico no lo podía creer: mi nieto nació muy bien, y lloraba mucho. Hoy en día tiene 9 años.

―Ahora Angélica les va a leer el texto de hoy ―dijo el Maestro.


拜師後的要義

Algo más sobre el paizu

Últimamente estuve pensando en por qué hice y sigo haciendo el mismo trabajo aquí en Argentina durante todo este tiempo. Una vez alguien me preguntó por qué no me dedicaba a los negocios o trabajaba en alguna empresa para ganar dinero más rápidamente. Yo le respondí que eso no es lo que deseo hacer, y, de hecho, jamás lo consideré. Tal vez se deba a que la voluntad de mi maestro llena completamente mi corazón, sin espacio para otras consideraciones.

Como ya les conté en otras oportunidades, cuando llegué al país comencé a hacer acupuntura, y luego a enseñar artes marciales. Nunca lo había pensado ni planeado, sino que fue algo repentino: alguien vino a pedirme, en nombre del maestro Lin Ching Sung, que enseñara en su gimnasio. Rechacé dos veces la propuesta, pero a la tercera, acepté. Solo enseñé artes marciales en ese lugar durante un año, y luego renuncié. Justo en ese momento obtuve un certificado de trabajo que me permitió tramitar la naturalización en Argentina.

Luego de haberme ido de ese lugar, los alumnos que había tenido vinieron espontáneamente a mi casa, diciendo que querían seguir aprendiendo conmigo. Les dije que no podía llevarme a los alumnos del gimnasio porque eso no sería justo. Pero ellos insistieron, diciendo que vinieron por su cuenta y que también habían consultado con Lin Ching Sung antes de venir. Por todo esto, finalmente acepté enseñarles.

Así es como empecé a enseñar artes marciales. En ese tiempo, yo todavía no hablaba bien el español, así que les enseñaba con gestos, y solo cuando veía que podían practicar por sí mismos, les mostraba el siguiente movimiento. Yo no había pensado con anterioridad que era necesario que aprendieran bien un movimiento antes de pasar al siguiente. Observé que los alumnos no tenían mucha paciencia, pero querían aprovechar la oportunidad. Viendo que este estilo de puño era único aquí, tenían que practicar con paciencia para lograr aprender bien la técnica. Sin embargo, algunos estudiantes malinterpretaron mi forma de dar clase, y pensaron que no quería enseñarles demasiado, que les estaba haciendo perder el tiempo, porque un solo movimiento debían repetirlo muchas veces. Recuerdo a un alumno, que me dijo, directamente, que ya no tenía más paciencia, solo porque tuvo que repetir un movimiento treinta veces. En una palabra, sintieron que los estaba tomando por tontos, y entonces perdieron la paciencia y dejaron de practicar, para ponerse a buscar otros maestros que les enseñaran más movimientos y más rápido.

Después de varios años, cuando me encontré con algunos alumnos que continuaban practicando y comparé el nivel al que habían llegado, comprendí el verdadero valor de un proverbio chino, que dice que al acero hay que forjarlo muchas veces; podríamos traducirlo al castellano como «la práctica hace al maestro». Esta práctica seria y paciente va llenando nuestro vacío interior, y eso lo pueden ver cuando charlamos, donde no solo yo hablo, sino que muchos van contando los frutos de su propia práctica. Si logran llenar ese vacío, podrán percibir el verdadero valor de la vida.

Espero que los que hagan paizu intensifiquen su práctica, y tengan la esperanza de renacer en China o Taiwán. Para entonces, solo habrá una única República de China, de la cual Taiwán será una provincia. Esto lo aclaro porque hay que saber que el lugar geográfico donde uno desarrolla su vida, determina la estructura del cuerpo humano. Solo al crecer y vivir en China se puede comprender cabalmente esta relación entre la geografía y el cuerpo. Y si uno logra entender dicha relación, vivirá de forma armoniosa con la naturaleza, siguiendo los principios universales, que son siempre correctos.

Me pasa a veces que algunas personas, al hablar conmigo en el consultorio, de repente se sienten angustiadas y comienzan a llorar, pero cuando les pregunto qué les pasa, dicen que no saben la causa. Lo que ocurre es que estas personas, originalmente, eran asiáticas, pero han renacido en este país, que es materialmente muy rico, con el objetivo de disfrutar. Sin embargo, internamente, es decir, en el ámbito espiritual, se sienten muy incómodos, siempre preocupados, inquietos, nerviosos, con emociones inestables y con mucho miedo. En esos casos, yo les hablo sobre cómo tomar la vida con filosofía, y en general noto que la angustia va disminuyendo. En algunas personas, esas palabras hacen que cambien por completo.

Para realmente estar en paz mental y espiritualmente, es necesario proponerse renacer en China en la próxima vida, para poder aprender su filosofía china y su cultura. Así, todo lo que les enseño y les digo será mucho más fácil de comprender y de llevar a la práctica, ya que la futura República de China será el lugar más tranquilo y civilizado del mundo, un muy buen lugar para vivir y trabajar en paz, sin miedos ni preocupaciones. Quizás este era finalmente el propósito que tenía mi maestro al haberme enviado a la Argentina. Creo que él me dio esta inspiración para que yo les cuente todo esto a ustedes.

―Fíjense que América se descubrió mucho después que Asia ―dijo el Maestro―. Los meridianos de nuestro cuerpo están relacionados con esta tierra. En China hay unas montañas que reflejan exactamente el recorrido de nuestros doce meridianos. Siempre les digo que, dado que nosotros nacimos en este planeta, nuestros órganos, vísceras y meridianos están adaptados a la Tierra, y reflejan el funcionamiento natural de la misma, tal como, por ejemplo, la gravedad. Por eso, cuando los científicos dicen que quieren llevar gente a vivir a otros planetas, siempre digo que eso es imposible.

Realmente, en China está el reflejo claro de la relación entre cuerpo y planeta. Es un país con una geografía muy especial, con fenómenos muy particulares, como el caso de un lugar donde el agua corre para arriba, en vez de hacia abajo.

―Me gustaría decirles algo más ―dijo Angélica―. Ustedes saben que, para mí, son como mi familia. Quería contarles que, cuando yo lo conocí al maestro, mi nieta tenía cuatro meses. Y hoy, va a ser mamá. Es decir, voy a ser bisabuela ―todos la felicitaron.

―Muy bien ―dijo el Maestro―. Ahora, a practicar.


Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 23 de agosto de 2025. Prohibida su reproducción sin autorización del autor.
Desgrabación: Andrés Coratella

One comment
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  1. Buen día Maestro.Hola a todos/as.Palabras que enriquecen las del Maestro,como las de siempre.Lo que me animo a decir con todo respeto por mi ignoracia,es que la disciplina,paciencia y concentración constantes en el tiempo,nos muestra,a veces,los pequeños detalles de la práctica.Pretender aprender rápido lo que es una forma de vida milenaria es tener ambición y soberbia (palabras del Maestro).El siempre enseñó la importancia de tener afinidad con el Maestro y con los compañeros de práctica.Somos afortunados de tener al Maestro con nosotros.Le pido al Universo renacer en China y encontrarme con el Maestro en mi nueva vida.Gracias a todos/as.Gracias Maestro.Nan Mo a Mi Tuo Foo

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