Corregir lo que no está perfecto

Sep 14th, 2013 | By | Category: Charlas con el Maestro

-Ustedes vieron que la vida todos los días nos presenta nuevos desafíos- dijo el Maestro-. A veces las preocupaciones vienen de afuera, de alguna cuestión social; otras veces viene de algún familiar o de algo propio de uno. Todos los días un asunto diferente. ¿Y por qué ocurre esto?

-Porque la vida va cambiando día a día –dijo María.

-La gente corre mucho sin saber a dónde va –dijo otro alumno.

-¿Para qué viene uno acá a la plaza? –preguntó el Maestro-. Para aprender y para corregir lo que no sale bien. Durante el resto de la semana uno practica por su cuenta y al llegar el sábado viene acá y aquello que no está perfecto, lo trata de corregir. De lo contrario ¿para qué es la práctica? Practicamos para corregir y perfeccionar lo que hacemos.

-Viene un paciente para un tratamiento y yo le indico que haga un ejercicio en su casa. Cuando vuelve a la consulta le pregunto si practicó y me dice que sí, que practicó pero que le sigue doliendo. Entonces, le pido que me muestre y resulta que estaba haciendo cualquier cosa. No entiendo por qué la gente no presta atención. Uno le muestra cómo es el ejercicio que le va a ayudar a liberarse del dolor, pero no prestan atención. Pareciera que no les importara. Están sufriendo dolor, van al consultorio, pagan la consulta, pero no ponen atención a las indicaciones del profesional. Es como estuvieran dormidos todo el tiempo.

-En el curso de Potenciar la Mente siempre digo que no basta con escuchar lo que dice el maestro; hay que ponerse a practicar. Lo que yo digo no es algo demasiado complicado. Me pasa muy seguido que al poco tiempo de hablar la gente me dice “ya sé, ya sé”. Y yo me pregunto ¿si ya sabe por qué no lo hace?

-El sabe y no hace está peor que el que no sabe. ¿Por qué? Porque el que sabe lo que tiene que hacer pero no lo hace vive un constante conflicto interno que no le da paz.

-En un templo había un monje que parecía incapaz de aprender. El abad le pegaba con una vara a ver si así aprendía algo. A los tres años el monje logró la iluminación y cuando vino el abad con la vara, le dijo: “Maestro, no me pegue”. Al ver su rostro y su mirada el abad comprendió que el monje había experimentado un profundo cambio. Años más tarde, el abad falleció y el monje alcanzó niveles mucho más altos que los de su maestro. ¿Por qué? Porque el monje tenía una mente muy simple. Adentro estaba vacío y por eso pudo aprender en profundidad.

-Para comprender la importancia del vacío imaginen una botella de vidrio. Ustedes quieren llenarla con agua pura pero descubren que la botella tiene adentro tierra y suciedad. Si empiezan a llenarla tendrán una botella con agua sucia. Lo mejor sería limpiar la botella hasta que quede vacía y limpia y recién después llenarla con el agua pura. Con la mente pasa lo mismo.

-Buena parte del aprendizaje consiste en vaciar y limpiar la botella. Durante este proceso uno puede sentir que no está avanzando, pero es importante persistir y seguir practicando. Si uno piensa: “no, yo no voy más a la plaza; siempre estamos practicando lo mismo una y otra vez”, nunca va a aprender. Cuando la “botella” está completamente vacía, una pequeña palabra del maestro puede hacer que el alumno comprenda todo en un instante.

-Una vez vino al consultorio una chica. Se sentía muy mal por las cosas que le estaban pasando y lloraba mucho. Entonces, le dije: “si usted necesita llorar, hoy puede llorar, pero la próxima vez, no”. Al siguiente encuentro, en cuanto empezó a llorar la reté y le dije que con llorar no iba a solucionar sus asuntos. Ahí logré que me escuche. Tuvimos cuatro consultas más y quedó bárbara.

-Otra vez vino un muchacho que también se puso a llorar durante la consulta. En cuanto lo vi y escuché me di cuenta de su problema y le dije: “Usted debe controlar su codicia”. Al escuchar esto se puso a llorar más intensamente. Al siguiente encuentro el muchacho me dijo: “por suerte vine a verlo a usted. De no ser por sus palabras estoy seguro que hubiera terminado preso o internado en un hospital psiquiátrico”. Es así, a veces una palabra justa en el momento justo puede provocar un gran cambio.

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Terminada la clase, el Maestro repartió entre todos los alumnos unas ricas galletas rellenas con pasta de porotos aduki. Son las galletas tradicionales que se preparan para celebrar el Festival de la Luna.

-Estas galletas tienen un origen muy antiguo -dijo el Maestro, mientras todos comíamos-. En el siglo XIII China estaba ocupada por los mongoles. Entre el pueblo chino se fue organizando la resistencia al invasor y cuando llegó la hora de la rebelión, los insurgentes se comunicaban entre sí a través de mensajes ocultos dentro de galletitas como estas. La estrategia funcionó y el pueblo chino logró echar al invasor

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Resumen de las palabras del Maestro Chao Piao Sheng durante la clase del 14 de setiembre de 2013.  Se prohibe la reproducción total o parcial de este texto sin previa autorización del autor.

One comment
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  1. Buenas tardes, en principio quede profundamente fascinada por la espiritualidad, siento la necesidad de poder acercarme, al lugar ver la cara del maestro me intrigan mucho las personas con esperanza…

    Cordialmente,

    Mabel Aybar

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